Está claro que el Clima Mediterráneo es una vertiente originada desde el determinante subtropical. Ahora bien, te indicaremos como es y de qué trata.
Se denomina de la siguiente manera, a causa de su producción en los alrededores del Mar Mediterráneo. Entre sus caracterizaciones, están los inviernos fríos y lluviosos, contrastados con veranos secos y calurosos.
A tener en cuenta del Clima Mediterráneo
- Generalmente, en el Clima Mediterráneo, se denotan temperaturas altamente cálidas. Son varios los lugares en donde se puede visualizar ello, como en Italia o España.
- En las orillas del mar, puede sentirse un increíble índice de humedad, más aún cuando se están presenciando los meses estivales. Resulta que no se tengan temperaturas que se eleven al igual que sucede con el interior.
Sin embargo, en lo que respecta a la sensación térmica devenida de la humedad misma, hace que haya un incremento del calor en sí. - Resulta muy normal que los otoños sean sinónimos de lluvia, encima de una forma muy constante. Hasta se puede llegar al punto de no presenciar lluvias en el resto de las estaciones.
Todo ello, apoyado en que la temperatura media que se torna en reducción leve, solamente en referidas fechas. - A discrepancia de cualquier otro sitio del mundo, los inviernos son sumamente cálidos y se acompañan de olas de frío que ocasionan grandes bajadas de las temperaturas durante esos días. Dependiendo del lugar, bien entrado el invierno, puede presenciarse hasta alguna nevada.
- Por otro costado, la primavera es quizás de las más agradables épocas, hasta de las más bonitas en lo que corresponde al Clima Mediterráneo. En sus inicios, podrán verse buenos tiempos, con algo de calor en los sitios del interior. Hasta a veces, alguna que otra lluvia puede llegar a sorprender.
- Ahora bien, los veranos son extremadamente calurosos y secos, sin importar cual sea el sitio. Las temperaturas elevadas son de sus recursos característicos, superando los 35° y 40°. Asimismo, se llega a producir sequías importantes, las cuales provocan muchos destrozos para la fauna y las tierras.
- Por último, en lo que respecta a meses estivales, como consecuencia de las grandes temperaturas se termina produciendo una desertización y sequedad en tierras, lo que propicia los incendios forestales. Ello, decanta en la pérdida del suelo que se reoriginará con las lluvias otoñales.
Algunos consejos
- Hay que tener una severa preparación, antes que nada, tras las temperaturas extremas que se dan en el invierno y el verano.
- Las precauciones deben estar a la orden del día, sea cual sea la época del año, para lograr convivir con las mismas.